"... que andes solícito en el servicio de tu Dios..." Miq 6,8
Quiero caminar humildemente
de tu mano, Señor mío,
deseo como las flores en la primavera
sentir tu aliento cual rocío
de la nueva y eterna mañana de tu Reino
y quedarme a tu lado sin sentido...
Espero todo ello, mi Dios,
y sin cesar te repito
que tiene sed de tu amor
mi débil corazón herido...
Llévame a lugares desconocidos,
a cielos azules escondidos,
a verdes y frescos prados,
a la búsqueda de tu Hijo...
Tus manos quiero coger,
para poder juntos caminar
a las tierras de la alegría
inundadas de colores y felicidad.
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