Hoy, Señor, tu amor me confunde,
tus gestos me descolocan...
¡Cuánto amor me regalas cada día!
Yo creo en Ti, Padre,
pero a veces, tantas veces,
mi corazón débil se agrieta
y no descubre tu embriagadora presencia...
Amor me ofreces de forma gratuita,
caricia envolvente de cariño,
mas yo, egoísta, protagonista y envidioso,
no soy capaz de regalar a mis hermanos
el don de tu incansable amor.
¿Por qué, Señor, malgastas
tu preciado tiempo en mi?
Es tu lógica, para el mundo ilógica,
de amor eterno e ilimitado...
Es tu lógica, humanamente ilógica,
de no esperar nada a cambio...
Es tu lógica, para mí ilógica,
del cariño puro y desinteresado...
¡Quiero destruir los muros
que me impiden saborear completamente
las dulces mieles de tu Espíritu!
Y son tantas las trabas que me encuentro
y que también me pongo en el camino...
Gracias por amarme, Padre,
por quererme tal como soy,
por transformarme poco a poco,
por darme el amor que yo no te doy...
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