"Pero con todo, yo la seduciré y la llevaré a la soledad,
y la hablaré al corazón" (Os 2, 14)
Y me dejaré seducir, Señor,
por tus cálidos abrazos de amigo.
Llévame solícito al desierto,
regálame toda tu soledad
y habla directo a mi corazón
que te espera con infinita pasión.
Me postraré, mi Dios, ante tus pies
y tus palabras llenas de amor
inundarán con gozo todo mi ser
deseando ofrecerte toda mi poca razón.
Porque me escribes irrepetibles versos
para a toda mi alma enamorar,
hoy, Maestro, te quiero contemplar...
Me regalas letras de cariño,
letras para jamás olvidar,
aliento fresco e imperturbable
para lanzarme raudo a arriesgar
toda mi pobre existencia
por Ti, mi Rey, el mejor IDEAL...
Sedúceme, para amarte, disfrutarte
y entregar blando mi corazón a los demás...
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