jueves, 23 de febrero de 2012

¿PARA QUÉ ESTOY LLAMADO, SEÑOR?


¿Para qué me llamas, Señor mío?
Soy débil, ya lo ves,
muy poco mi corazón
te puede ofrecer…
No tengo nada,
ni riquezas, ni poder,
ni grandes títulos,
solo un alma frágil de papel.
Me tiemblan las piernas
cuando hablo de tu SER,
a veces, muchas veces, tengo miedo
a no saber tu amor corresponder.
¿Para qué me llamas, Señor mío?
Todo mi ser te daré,
no es mucho y bien lo sabes,
pero yo solo te quiero querer
y soñar contigo como las flores sueñan
alegremente con el sol al amanecer…
A tu disposición me pongo, Cristo,
para lo que quieras conmigo hacer…

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